II.- FALTAS COMUNES EN LA
REDACCIÓN CIENTÍFICA
2.9 Longitud de
oraciones y párrafos
Las
oraciones largas son generalmente más difíciles de entender que las oraciones
cortas, porque mientras más larga es la oración mayor es la probabilidad de que
el sujeto y el verbo se aparten, o que la oración contenga tanta información
que el lector olvide el material importante. No obstante, hay oraciones cortas
tan mal construidas que son imposibles de entender y hay oraciones muy largas
pero tan bien organizadas y puntuadas que se entienden perfectamente. Las
revistas para audiencias generales usan oraciones más cortas que las revistas
especializadas. Por ejemplo, Reader's Digest tiene un promedio de 15 palabras
por oración, Newsweek tiene 17, las revistas científicas tienen 25 y los
documentos legales (notoriamente difíciles de entender) promedian 55 palabras
por oración.
El primer
párrafo que sigue a continuación es una oración de 82 palabras. El segundo
párrafo es igual de largo pero se dividió en cuatro oraciones de 21, 21, 23 y
17 palabras; este párrafo es más fácil de entender pero su lectura es un tanto
monótona porque las cuatro oraciones tienen aproximadamente la misma longitud.
La lectura del tercer párrafo es más agradable porque se varió la longitud de
las oraciones (11, 8, 44 y 15 palabras, respectivamente). Aunque la penúltima
oración duplica el largo promedio de 20 palabras recomendado para los artículos
científicos, la oración es fácil de entender porque está bien puntuada.
Recientemente se ha visto la gran importancia de la ambientación
en relación con la actividad biológica, especialmente en la industria
farmacéutica; hace algunos años varios estudios (e.g., Matsuda, 1992; Yoshii,
1993) informaron que ciertos antibióticos causaban problemas porque cada
isómero actuaba diferentemente en el cuerpo, por ejemplo, uno puede ser
farmacológicamente activo, mientras que el otro puede ser inactivo o tener un
grado diferente de actividad o causar efectos perjudiciales; el problema se
acentúa porque en muchos casos los antibióticos racémicos son muy inferiores a
los isómeros puros.
Recientemente se ha visto la gran importancia
de la ambientación en relación con la actividad biológica, especialmente en la
industria farmacéutica. Hace algunos años, varios estudios (e.g., Matsuda,
1992; Yoshii, 1993) informaron que ciertos antibióticos causaban problemas
porque cada isómero actuaba diferentemente en el cuerpo. Por ejemplo, uno puede
ser farmacológicamente activo, mientras que el otro puede ser inactivo o tener
un grado diferente de actividad o causar efectos perjudiciales. El problema se
acentúa porque en muchos casos los antibióticos racémicos son muy inferiores a
los isómeros puros.
La relación entre la ambientación y la
actividad biológica es muy importante. Esto es así especialmente en la
industria farmacéutica. Hace algunos años, varios estudios (e. g., Matsuda,
1992; Yoshii, 1993) informaron que ciertos antibióticos causaban problemas
porque cada isómero actuaba de modo diferente en el cuerpo; por ejemplo, uno
puede ser farmacológicamente activo, mientras que el otro puede ser inactivo,
tener un grado diferente de actividad o causar efectos perjudiciales. El
problema se acentúa porque los antibióticos racémicos son frecuentemente muy
inferiores a los isómeros puros.
Para que
se note claramente dónde comienzan los párrafos, deja una línea en blanco entre
los párrafos o sangra la primera línea del párrafo con una entrada del
tabulador (tab); también puedes hacer ambas cosas, como se hace en este manual.
Si no sangras los comienzos de los párrafos ni dejas espacio adicional entre
los mismos, y la última oración del bloque de texto termina bastante antes del
margen derecho, el lector no sabrá si la próxima línea es continuación del
párrafo anterior o si comienza un párrafo nuevo.
Como norma, una página impresa a espacio doble debe tener dos o
tres párrafos. Los esa longitud con párrafos más cortos (3-6 líneas) y párrafos
más largos (15-20 líneas). Una secuencia de varios párrafos cortos, al igual
que una secuencia de oraciones cortas, contiene demasiadas señales de pare y
produce una lectura desagradable. Al otro extremo, un párrafo que ocupa la
página completa luce abrumador y no invita a la lectura.
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